domingo, octubre 08, 2006

2000 maníacos. Herschell Gordon Lewis. 1964



Two Thousand Maniacs! es una de las primeras películas consideradas gore en la historia del cine. Forma parte de una trilogía junto a Blood Feast (1963) y Color me blood red (1965), siendo esta de la que hablo la segunda parte de la llamada Trilogía de la Sangre.
El director es uno de esos seres extraños, considerado el padre del gore, que comenzó en los 60 algo radicalmente nuevo y chocante, un cine zafio, absurdo y sin pretensiones. Al igual que durante los 50 se hicieron un montonazo de películas sobre monstruos, extraterrestres y paranoias a cada cual más absurda, que llevaban al público norteamericano al cine de provincias (no sólo se veían los clásicos tan oscarizados), durante los 60, llegó el señor Lewis y dijo que tenía que estar todo centrado en la sangre y en la depravación.


Por aquel entonces su competidor era un tal Russ Meyer, que se abría paso entre lo rancio con tetas inmensas (¡y sin silicona!), persecuciones y patadas en los huevos. Había que elegir entre un tema u otro, y parece ser que al comienzo le fue bien a Lewis con su ya citada trilogía (el triunfo en taquilla llegó con la segunda, 2000 maníacos). Pero ya en 1965 Meyer se sacaba un as bien grande la manga llamado Faster, Pussycat! Kill! Kill! y fue ahí donde la cuesta abajo de Lewis se hizo palpable. No había lugar para tanta transgresión.
En esos dimes y diretes estaba la cosa cuando el actor fetiche de Lewis lo abandona por no querer "estancarse" en un rodillo imparable de películas absurdamente malas y repetitivas, llegando a 1972 con decenas de películas muy chuscas, para finiquitar su carrera de director con Gore gore girls (que no he visto).
Russ Meyer ya estaba encumbrado en una nube y se haría con el mercado con las vixens y todas sus secuelas, a saber, tetas cada vez más grandes.


Sobre la historia qué decir. Pues que trata de la celebración del centenario por parte de los habitantes de un pueblo llamado Pleasant Valley, y para ello engañan a seis extranjeros que circulan por la carretera comarcal cercana, haciéndolos desviarse sin querer al centro de su pueblo. Al principio son recibidos con una alegría desmedida que los hace sospechar. Y es que hay gato encerrado. Es una peli gore, no nos engañemos. No hay drama sentimental entre un extranjero y una pueblerina. No hay comedia aunque se estén riendo toda la película. Y no cuento más porque no quiero destrozar los detalles macabros. Lo que sí que hay es música. Un banjo que suena a persecución y que viene a ser el equivalente a la turuta caranavalesca pero aquí en plan sureño.

Divierten las escenas gore en sí. Lo demás es aburrido. La peli dura poco y entretiene algo. Se ve más por la curiosidad que por otra cosa.


En su lápida dijo que le gustaría que escribieran: "VIO ALGO DISTINTO. Y LO HIZO"


Valoración: 4