martes, enero 16, 2007

Bubble. Steven Soderbergh. 2006

En 73 minutos el señor Soderbergh, que ya ha hecho de todo en Hollywood, se marca un peliculón independiente que te deja temblando.
Se trata de una historia mínima, que ocurre en la América profunda (West Virginia), en una zona bastante pobre, donde la gente vive en caravanas y apenas se ve a nadie caminando por las calles.
En ese escenario, aparecen tres personajes, compañeros de trabajo en una fábrica de juguetes: dos son amigos inicialmente, una mujer cincuentona y un joven veinteañero, ambos solitarios. Mientras que la tercera es una veinteañera con una hija que rompe esa extraña relación de amistad.
La historia es compleja en la medida en que avanzamos, pues se presentan unas rutinas tan parcas que nos hacen pensar en el verdadero sentido de la vida y en la búsqueda de la felicidad.

Toda la película es una sucesión pausada de planos fijos muy fríos, no muy largos, con algún gran angular abriendo paisaje en zonas de transición.
Todo es muy simple estéticamente y los diálogos son justos, se adaptan a la cotidianeidad de los personajes. No hay ironías, ni ingenio, ni groserías... Tan sólo un ¿Has acabado ya? Vamos a fumar un cigarrillo fuera, etc.
Incluso en la actuación del detective, todo se muestra normal. Un detective yendo en un coche con los cristales sucios, preocupado por dar noticias al padre, preguntando a un agente de policía, son todo ello ejemplos de normalidad.

Precisamente por esa normalidad de la que hablo la película es magistral. Porque de una historia corta y sencilla con tres personajes, se desencadena una reflexión brutal sobre lo plano que es vivir, sobre la inadaptación de unas personas que no es que sean inadaptados, sino que son normales, pobres. E intentan ahorrar para, ojalá, comprarse un coche, por ejemplo. O irse a unas playas que un día vieron en la tele.
Y yendo más allá, diré que lo anterior es más reseñable aún debido al hecho de que ningún personaje se empeña en mostrarse como un inadaptado. No son artistas, ni filósofos adolescentes (Slacker, Waking life), ni tampoco son post-adolescentes de Ghost world, ni viejos acabados borrachos que ven dibujos animados una mañana antes de ser encañonados por una recortada. Son gente normal, triste y sola.

He leído que Haneke ya consiguió esta reflexión en El séptimo continente, pero aún no la he visto. Y a falta de verme la trilogía hanekiana, no puedo comentar más.

Los actores muy bien, sobre manera Debbie Doebereiner.

Si no la hubiese hecho Soderbergh, diría que es cine independiente americano.
Como la ha hecho Soderbergh, diré que es su particular Historia verdadera a lo Lynch.

Valoración: 9

3 Comments:

At 9:51 p. m., Anonymous Anónimo said...

Apuntada, quise verla pero ningún cine comercial la tenía...

 
At 9:05 p. m., Anonymous Anónimo said...

I Would Never Wanna Be Young Again.

y hay unos Jewish-Ukrainian Freundschaft.

y mi hermano exige el ordenador.

tocadita de ojete.

 
At 5:05 p. m., Blogger siouxie said...

Pues esta tengo que verla, lo que no sé es de dónde voy a encontrarla..

 

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