domingo, enero 14, 2007

The Fountain. Darren Aronofsky. 2006

Pues sí, ya vi La fuente. Y me gustó.
Aunque en España aún no se ha estrenado y ni siquiera sé cuando lo hará, en el emule se puede encontrar un screener algo chusco, pero digno.

Creo que en mi vida nunca había seguido el proceso de creación de una película tanto como en The Fountain (exceptuando Los cronocrímenes). Tras ver Pi (1998), quedé prendado de este joven director, y cuando se estrenó Requiem for a dream (2000), quedé algo insatisfecho de tanto efectismo y menos ideas (todo muy videoclipero).
Fue entonces cuando descubrí que Aronofsky ya tenía guión para The Fountain, mientras se hablaba de la posibilidad de que rodara una versión de Batman llamada Año Cero, que creo que es la versión que luego ha resultado ser Batman Begins, de Nolan.
Esa versión del guión tenía por título The Last Man, y tenía que rodarse con Brad Pitt y Cate Blanchett (Brad se dejó unas barbas larguísimas por entonces), pero fracasó en sus comienzos por dos cosas: los actores principales pidieron una millonada y el presupuesto de la película era inmenso (más de 40millones de $).
Y la película se estancó otro par de años. Y mi gozo a un pozo.
Sobre el guión yo ya había leído el argumento por entonces en aintitcoolnews (apenas se ha alterado) y descubrí que Aronofsky había propuesto hacer una novela gráfica como pseudo-historia previa a la película.
Esta vez el asunto salió adelante, pero con la mitad de presupuesto y dos actores nuevos, Hugh Jackman y Rachel Weisz (esposa de Aronofsky actualmente).

La historia se cuenta en tres focos. En 1500, un conquistador español que parte a América en busca del árbol de la vida del que habla la Biblia, en la actualidad, un investigador médico que intenta conseguir un remedio para el cáncer que está acabando con la vida de su mujer, y en el año 2500 un hombre unido a un árbol en mitad del espacio interestelar.

La unión entre esas historias es la profundidad de la película, y el punto en el que los gustos pueden diverger. El problema es la mísitica que subyace en toda ella, el afán de absolutos. Cuando buscan sus respuestas, los hombres de cada historia (que son el mismo y se llaman igual, Tomás, Tom), buscan la Verdad. Pienso que la película es bella por esa pretenciosidad mostrada con una lírica plástica muy bonita. Mientras que ese mismo recurso, a veces se traduce en una fantasmagoría empalagosa y llena de caras iluminadas. Le falta sencillez. Una cara desdibujada por la excesiva luz diciendo al protagonista babosadas de amor, no es un tono dramático, sino una visión ñoña de una escena que podría ser preciosa: las parcas palabras de una mujer que se está muriendo entre los brazos de su marido, el mito de frankenstein, la culpa... Pero eso falta.
La historia medieval es algo alegórica y se aleja de cualquier verosimilitud o de detalles de realidad. Se tienen dos, tres personajes a lo sumo, opacados por sus halos luminosos y la grandeza de sus palabras, pero no se tiene una puerta que se abre, un alejarse o cosas así.

Por otro lado, la historia del futuro es extraña. Viene a ser una realidad metafísica que convierte a las anteriores realidades en ensoñaciones del hombre que viaja en una burbuja hacia la estrella Xibalba. Una búsqueda de la Respuesta última, y lo bueno de la película es que tal Respuesta es simple y ambigua al mismo tiempo (no lo desvelaré aquí).
En conjunto, la historia se resume en que el discurrir de la vida, sea en la época que sea, no es más que una búsqueda del amor supremo, mortal, y al mismo tiempo, imperecedero.

Hugh Jackman lo hace muy bien. Creo que es un actor a tener en cuenta y que se nota su formación teatral (aprecien sus registros faciales o su forma de llorar). Por el contrario, Rachel Weisz sólo es una cara bonita (aquí no se aprecia su cuerpo bonito), y Ellen Burstyn tiene un papel tan secundario que ni se puede valorar.
La dirección de Aronofsky deja que desear, pues se reduce en muchos momentos a juegos de fotografía (Libatique) y a efectos pictóricos (que no digitales pues están hechos con técnicas manuales basadas en líquidos).

En definitiva, es una historia sencilla y al mismo tiempo grandiosa, que está contada con demasiada ostentación, donde el verdadero protagonista no es el árbol de la vida, sino el amor.

Y la banda sonora, de sobresaliente. Desde Pi, Clint Mansell no había hecho nada igual. Alejado aquí de la rítmica electrónica, su Kronos Quartet lo borda, rozando en ciertos momentos el post rock y en otros la pura sinfonía orquestal clásica.


Valoración: 7

3 Comments:

At 7:22 p. m., Blogger Salanova said...

Tengo muchíiiismas ganas de verla, puede que sea una nueva obra maestra para mi.

Saludos!!

 
At 3:13 p. m., Anonymous Anónimo said...

Veo que no has podido aguantar. Yo supongo que la veré, aunque solo sea para poder dar mi opinion. Eso si, esperare a verla en el cine.

 
At 3:16 a. m., Blogger Balaguera said...

en Death is the row to Awe, que suena mas o menos en la ultima escena, Mansell nos recuerda que a veces atronar al espectador es efectivo con una épica excesiva.

¿Resultado? creo que la ÉPICA en si misma, una preciosidad increible e inagotable de principio a fin.

 

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