domingo, junio 17, 2007

Teorema. Pasolini. 1968


Una película de culto, una referencia, un tótem en la historia del cine. El otro día me puse a ver Teorema porque era una cuenta pendiente (de las muchas que tengo) con la historia del cine. La sinopsis, según cinefagia es la siguiente:

"Una familia acomodada de Milán recibe un telegrama que incluye sólo dos palabras: "Arrivo domani" (Llego mañana). Al día siguiente, reciben la visita de un muchacho que sin más explicación se instala en la casa como un integrante más de la familia. Esta premisa, que otros directores han usado para crear historias de terror o para satirizar las costumbres de su época, le sirve a Pasolini como punto de partida para crear una de las obras maestras del cine religioso.

Para los que no hayan tenido la oportunidad de ver Teorema, el argumento es el siguiente. El visitante (Terence Stamp) acompaña a la familia en sus actividades cotidianas y despierta en ellos deseos que parecían no existir. Gradualmente el muchacho seduce física y emocionalmente a cada uno, incluyendo a la sirvienta. No lo hace de forma egoísta. Al contrario, es precisamente su capacidad de dar amor sin esperar nada a cambio lo que hace que todos los integrantes de la familia se le entreguen. Todo transcurre felizmente hasta que un nuevo telegrama indica que su huésped debe partir.

La ausencia provoca varias reacciones. La sirvienta (Laura Betti) regresa a su pueblo para hacer milagros. El hijo (Andrés José Cruz Soublette) recurre al arte para evocar al que se ha ido. La hija (Anne Wiazemsky) cae en un tipo de trance del que ya no despierta. La madre (Silvana Mangano) recorre las calles buscando jóvenes que le recuerdan al ausente y los seduce agónicamente. El padre (Massimo Girotti) regala su fábrica a los trabajadores y se despoja de toda posesión material, incluyendo su ropa, hasta acabar vagando en el desierto."


NOTA: A PARTIR DE AQUÍ SE INCLUYE ALGÚN SPOILER PUES SE HACEN REFERENCIAS A ESCENAS CLAVE Y AL FINAL DE CADA PERSONAJE

Con este planteamiento, la película promete muchísimo y lo que ocurre es que luego, toda la parábola de Pier Paolo Pasolini se queda en agua de borrajas. El problema es que la parábola es tan hueca y vacía que no hay por donde cogerla.

La puesta en escena es reseñable. Hay una sucesión más que plástica de secuencias en las que cada personaje por separado crea su exégesis de lo que sería su contacto divino con el protagonista, un Terence Stamp magnífico. La pregunta es pues, qué ocurriría si Dios entrara en nuestras vidas para hacernos felices y darnos esperanza.

La pregunta, que a priori podría desencadenar una trama rocambolesca por todas las variantes que se podrían dar, Pasolini la desaprovecha dejando un vacío que supuestamente ha de interpretar el espectador. Así, la idea que se ha de quedar en nosotros es que los burgueses no son capaces de ser felices, ya que tras su encuentro con la felicidad dada por el demiurgo no sobreviven al encuentro (cada uno de los personajes de la familia padece males a cual más extraño). Mientras la madre (una genial Silvana Mangano) se da a la búsqueda del amor a través del sexo con desconocidos sin ningún objeto y, en ésa búsqueda de la felicidad sólo halla placer momentáneo; el padre rompe con sus tan altas responsabilidades empresariales y con todo lo que implica el dinero, alejándose del mundo, desposeyéndose de todo, incluídas sus ropas, para terminar en un volcán bramando desnudo y sin rumbo.

Los hijos de la pareja, sufren de la incomprensión del encuentro y no ven vida más allá. Por eso, la hija entra en una catatonia extrema y es internada en un psiquiátrico, mientras que el hijo es incapaz de desarrollar su verdadera personalidad (parece que descubre su homosexualidad al conocer al desconocido).

El personaje que de veras pone una contraposición a esa decadencia es la sirvienta que, al no ser correspondida por el desconocido intenta suicidarse, pero él lo evita para posteriormente liarse con ella. Cuando el desconocido se va, ella escapa a su pueblo natal y, tras un período de éxtasis místico y ayuno, comienza a levitar y a hacer milagros. Es decir, la sirvienta es la única que aprovecha el encuentro con Dios para hacer el bien, porque lo comprende. Por el contrario, los burgueses, alienados y muertos en vida como están, son incapaces de comprender la trascendencia del encuentro y al no encontrar la felicidad con la presencia del desconocido cuando éste ya se ha ido, se autodestruyen.

Por eso ésta es posiblemente, junto a algunas de Buñuel, la mayor fábula moral a favor del ideario comunista. Es tan grande el mobiliario izquierdoso del italiano que, habida cuenta de lo que quiere decir, no explica el por qué su Dios dador de felicidad es como es, un Terence Stamp guapo, joven y hermoso, que sólo se esfuerza en dar felicidad sin ningún compromiso, en un acto de esperanza para con la Humanidad. Y ello sirve de excusa aleccionadora para diferenciar quién es capaz de aprovechar el mayor de los dones.


El problema del filme es que es aburrido. Si bien el comienzo promete, con los encuentros privados entre el desconocido y cada personaje, luego todo decae en secuencias ornamentales que rozan la paja mental artística del señor Pasolini.

De Pasolini habría mucho que contar: sus ideas, su muerte, su homosexualidad, su época... Pero es reseñable su poesía. Aquí copio un breve poema:


ANÁLISIS TARDÍO

Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre
y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

***

Pienso, en resumen, que está muy sobrevalorada y que si se trata de películas sobre temática religiosa, a la postre me quedo con La edad de oro o Simón del desierto, ambas de Buñuel, o el Dies Irae de Dreyer, porque no son tan tan trascendentemente insustanciales y tienen tramas más sólidas.


VALORACIÓN: 6

lunes, abril 09, 2007

Concursante. Rodrigo Cortés. 2007


Martín es un joven argentino que vive y trabaja en España desde hace años. Es profesor de Historia de la Economía en la Universidad, y “afortunadamente”, tras participar en un concurso televisivo gana el mayor premio de la historia, tres millones de euros en bienes.

Con este planteamiento de base, arranca la película de Rodrigo Cortés, un treintañero debutante en el largo, que se atreve a hacer una película muy personal para lo que se entiende aquí por ópera prima. Antes de eso, unos cuantos cortos lo avalan (Dentro, 15 días, Los 150 metros de Callao).

La película en sí tiene a Leonardo Sbaraglia de protagonista completo, y un pequeño reparto de secundarios entre los que destacan un Chete Lera y un Fernando Cayo soberbios en sus histriónicos papeles.

Técnicamente, el film es un salto mortal con tirabuzón incluido. Hay de todo. Hay momentos en que la música y la cámara remiten a Guy Ritchie en Snatch, otros planos recuerdan momentos de Fincher en Fight Club, e incluso con la pedantería de ésta última cuando el personaje habla continuamente a cámara, aleccionando al espectador.

Cortés se permite incluso parodiar El séptimo sello de Bergman, aplicando ejemplos morales que, a la postre, recargan la película. Pero es algo que habrá que perdonar.

Yendo al tema de la película, hay que hablar del dinero, de la suerte y de la falta de ella. De cómo un hombre corriente, que aspira como cualquiera a ser rico y vivir bien, se le concede ése privilegio engañoso y ello le conduce a una espiral irreversible de errores y fracasos, hasta una destrucción contada desde el primer fotograma.

En el medio hay un debate que constantemente se muestra al espectador, en el que los personajes se giran y hablan a cámara, y es la esclavitud del sistema económico.

La banca como idea perfecta de la deuda compartida y el establecimiento de la falsa creencia en un dinero que no existe y que nunca ha existido, es lo que se nos dice que hace girar la rueda del sistema socioeconómico en que vivimos.

Y la crítica surge de la negligencia. Del falaz convencimiento de que la democracia es el menos malo de los sistemas, y de que si es lo que hay ahora es porque las mentes más excelsas a lo largo de la historia de la Humanidad, es lo que han dado por válido. Y puede que quizá no lo sea tanto.

Porque un sistema impersonal en el que la deuda se establece con el propio sistema y no con un grupo de personas, un ente, o algo tangible, es un sistema perverso e inmoral para con los individuos. Y lo peor surge de ésa aceptación tácita de la masa, que contempla su felicidad en parámetros de consumo.

Por eso la película, pese a ser pedante y recargada técnicamente, y contar una historia que, al fin y al cabo puede ser una historia sencilla, habla de algo que nunca antes nadie se había atrevido a hablar con tanta desfachatez: que hay algo que falla.

Martín, en un momento de la película, explica que entre los pobres y los ricos la diferencia pasa porque los pobres creen que el dinero hace la felicidad, y que en cambio los ricos, saben que el dinero hace la felicidad.

Y razón no le falta.


Valoración: 7

jueves, marzo 01, 2007

Takeshis'. Takeshi Kitano. 2005

Si Los sueños de Akira Kurosawa la hubiese rodado Kitano, saldría esto.
Viene a ser una parodia de sí mismo, una crítica de todo lo que le rodea. Los protagonistas son dos, pero al tiempo tres (bendito surrealismo).
Por un lado está Beat Takeshi (mismo nombre con el que él firma), un actor de gran fama.
Por otro lado, un pobre tendero que aspira a un papel secundario, que se llama Takeshi Kitano.
Luego está un tercer personaje, que es la imagen que el desgraciado tiene del triunfador.

Hay escenas grandiosas (el final sobre todo).
Hay parodias a su vena violenta.
Hay parodias a su surrealismo.
Y al acabar de verla, uno se queda pensando en si Takeshi Kitano (aka Beat Takeshi) no se suicidará pronto, porque muestra un mundo hueco a su alrededor en donde parece que nada ni nadie es capaz de llenarlo.
Incluso en los momentos finales de "redención-locura-surrealismo" hay melancolía y abandono, una sensación de desubicación. De vacío.

Hay escenas geniales, como la del DJ haciendo scratching con el pecho de una mujer, la del negro con una linterna en la cabeza, la de los cadáveres en la carretera... Y también hay escenas parodiadas (o no) de violencia coreografiada.


Valoración: 9

sábado, febrero 24, 2007

La ley de la calle. Francis Ford Coppola. 1983

Como es muy bonita, pondré fotos y diré sólo que es algo así como si Mickey Rourke fuera la reencarnación de James Dean (el mejor papel que ha hecho en su vida). Matt Dillon hace de su hermano, al cual quiere imitar, y también aparece Dennis Hopper haciendo de padre de ambos. Si a eso se le añade un Nicholas Cage post-adolescente y con tupé, pues sale una película de bandas más que curiosa. Bonita de ver, con algún toque bestial acerca de la inadaptación, y muchos, muchos detalles.


Pobre Rusty James...
Valoración: 8

El gran silencio. Philip Gröning. 2006

El gran silencio es un documental rodado durante un par de años (el director pidió el permiso a la orden de los Cartujos y le dijeron que sí 20 años después) sobre la vida en el monasterio suizo de la orden cartuja, que es posiblemente, el más antiguo (del mundo occidental) en el que aún viven monjes de clausura.

La película es larga, son casi 3 horas de silencio puro y duro. Sólo se oyen los ruidos de un lugar en el que casi no hay ruidos. Se muestra la vida cotidiana de los monjes, cortándose el pelo unos a otros, comiendo, rezando, yendo de excursión a la montaña (debe existir un día al año en el que se permiten el lujo de hablar y reírse), etc.

Cuando uno ve esta película sabe a lo que se expone, del mismo modo que si uno se bebe un chupito doble de Stroh, vomita instantáneamente. Esta película es para amarla o para odiarla. Es como ver un pedazo de la vida pero sin toda la parafernalia que nos rodea. Es como ver un Gran Hermano con dignidad, porque los que aquí salen no hablan, no dicen tonterías y sonríen con felicidad, como quien no espera cosas de la vida, como si DE VERDAD fueran felices haciendo lo que hacen (y lo que no hacen). Eso es lo apasionante de ver a estos monjes. Su felicidad es hipnótica. Tras ver el documental es como si te hubiesen hecho reflexionar sobre el paso del tiempo.

¿Recuerdan ustedes esas imágenes a cámara fija donde se ve avanzar un paisaje del día a la noche en cuestión de segundos? Pues aquí el paisaje no avanza, sino que somos nosotros los que vamos a 500x.

Miren las siguientes imágenes, piensen unos segundos en lo que les sugieren (todas juntas y por separado) y después decidan si quieren ver El gran silencio o no.



Recomendación: usen como referencia El sol del membrillo (1992), de Víctor Erice.

Valoración: 9

I walk the line. John Frankenheimer. 1970

El título en España es Yo vigilo el camino, otra adaptación infame.
John Frankenheimer es el padre de la acción. Cada vez que pienso en El tren (1964) me sube un escalofrío por la espalda y me vienen a la cabeza mis escarceos con el Commandos 1, 1.5, 2 y 3. Y algo así me ocurre también con El hombre de Alcatraz, ése señor (otra vez Burt Lancaster) que criaba canarios para desestabilizar el sistema. Estos son algunos ejemplos.

En 1970, se aproximaba el amargor de la psicodelia 60s, y de ahí surge que Johnny Cash sea el alma de esta película. Y lo es no porque la protagonice sino porque con sus canciones (la que da nombre al film es la principal) ayuda en gran medida a un parco Gregory Peck a mostrar sus sentimientos.

La historia va de un sheriff apocado y tristón que se enamora de una jovencita, hija de un fabricante de licor ilegal. A partir de ahí, todo va degenerando en unas consecuencias traumáticas. Las cosas no son lo que parecen. Las trampas de unos, la familia, el dejarlo todo por un capricho, el amor, el desamor, la rectitud...

Valorándola técnicamente hay que hablar de preciosos travellings, de cambios de ritmo y de alguna combinación preciosa de planos partidos en donde se enfoca cerca-lejos y se encuadran dentro distintos personajes para dar cabida a todas las caras durante una conversación más que tensa.

Los actores regular, muy impostados, sobre manera Tuesday Weld, la chica. Los demás ni fu ni fa. Gregory Peck excelente, con esa tosquedad y rudeza, su presencia y unos gestos duros con la cara que te hacen dudar sobre el veredicto que su mano repartirá sobre tu cara.

En líneas generales, me había creado más expectativas sobre la película. Pensaba que sería más violenta, con más acción, y ha resultado ser un drama al uso, sobre la lucha de un hombre gris contra su rutinaria vida. La primera media hora me pareció aburrida y lenta, pesada, para luego ir entreteniendo poco a poco. Dura una hora y media, pero bien podría haber durado 70 minutos.


Valoración: 6

sábado, enero 27, 2007

Los elegidos. Troy Duffy. 1999

De título original The Boondock Saints, esta película viene a ser algo así como una interpretación moral de lo que ha de ser la justicia social. Nos viene a dar una idea de lo que mucha gente piensa sobre el bien, el mal y la solución a este último.

Dos tipos asesinan a los malos porque sus convicciones morales (unos machos ultrarreligiosos) así lo requieren.

Los tipos en cuestión son Sean Patrick Flanery (sólo he visto su papel en el Masters of Horror 1, de Carpenter) y Billy Connoly. Y también sale Willem Dafoe haciendo de detective homosexual (lo mejor es la escena de cama con un joven efebo, donde hay tanta química que parece una secuencia rodada por José Luis Moreno).

Como detalle curioso, en un papel secundario aparece Ron Jeremy (el famoso actor porno) haciendo de mafioso italiano malvado.

Con estos visos, ya se puede uno imaginar que la cinta no es muy digna.


Aparecen algunas escenas de acción coreografiadas, con giros de cámara que hacen a uno marearse y sobre todo una estética de telefilme que te va devorando las tripas desde dentro. Es más, haciendo el esfuerzo de intentar visualizar mentalmente esto en cine, no soy capaz. No hay por donde coger las expresiones dobladas.

Hay gracias que no tienen nada de gracia, pues se basan en meras repeticiones de “joder” y demostraciones de rudeza “esos hijos de puta lo pagarán jeje”.


El punto fuerte aquí es la religión. Ellos dicen librar una misión divina mandada expresamente por Dios. Ahí es donde estriba la guasa del asunto porque, antes de liquidar a sus malvadas víctimas, les sueltan una retahíla bíblica y abren fuego. De lo que no se dio cuenta el director es que Pulp Fiction la ha visto mucha gente, y hacer eso, en una película así de mediocre, hace que se convierta en más mediocre aún.


Al final, tras el asesinato del villano, la prensa se encarga de preguntar al falso público acerca de la actitud de los protagonistas. No les sorprenda a ustedes la utilización de tal recurso (tan ruin y amañado) cuando todos sabemos de la creencia americana en la ley del ojo por ojo.

Valoración: 3

viernes, enero 26, 2007

¿Y tú qué sabes? Varios directores. 2004


El título en inglés era What the bleep do we know? que viene a ser algo así como Qué cojones sabemos, pero el título en español es más ambiguo y formula un reto. El planteamiento es éste: Como nadie sabe nada de Física Cuántica, tratamos al espectador como un bobo y les vendemos la moto.

Decir que este documental podría pasar por relleno de infocomerciales entre flexión y flexión de Chuck Norris, porque es un manual de autoayuda. Sus efectos especiales son patéticos hasta el punto que desearías que no los hubiera. Los croma utilizados en las entrevistas a los "científicos" son irrisorios (imaginen a tipos ante fondos luminosos rollo mesiánico). La historia que se cuenta está deslavazada y no pasa de una mera historia estúpida sobre una mujer de unos cuarenta años que no encuentra su sitio, y comienza a ver la realidad de un modo "distinto" gracias a los fenómenos cuánticos didácticos que tienen lugar (dobles realidades, mundos paralelos... Esto es todo).
Toda la historia está aliñada con comentarios de personajes supuestamente científicos y versados en la física cuántica y sus propiedades.

Como documental, falso-documental o documental de ficción didáctico es patético. No sabría si darle un cero o hacer un llamamiento a la prohibición, pero hasta cierto punto, lo paso. Si existe gente que compra los cachivaches de Chuck Norris o la baba de caracol para que su piel sea más lozana, también existirá público que vea este tipo de cosas (yo me lo he tragado entero), pienso. El problema es la gente que ve esto encantada. Esos, son unos pobres ingenuos de carta astral, horóscopos y tarots. Deduzcan ustedes los corolarios.

Como he dicho, hasta cierto punto me da igual lo anterior, pero por otra parte no. Cuando eres físico y te hablan de Física, esperas una veracidad. Es como cuando te ríes de Punset doblando su empalagosa voz ante personajes grandiosos de nuestra época como Gribbin, Sacks o Penrose mientras pregunta banalidades. El verdadero problema es que esto es engañar, timar, embaucar a la gente, a aquellos que no saben nada de física cuántica y creen que lo que aquí se muestra es una visión divulgativa de la misma. Nada más lejos.

No se cuenta nada. Nada, repito. No hay un solo concepto de Física cuántica. Yendo más lejos diré que no hay un solo concepto de Física. Sólo hay historias paralelas, viajes en el tiempo y cosas así. Los tipos que hablan, siempre citan a Dios o hacen referencias religiosas. Es entonces cuando una persona ignorante debería decir ¡PARA LA CINTA! Rebobina... ¿Ese tío ha dicho que "a través de la teoría de cuerdas tendremos una visión clara de la Creación"? Así, pronunciado con una mayúscula sobresaliente.

Lo que me cabrea es que cualquier persona que vea esto, se lo crea.


DATOS

He de decir que en el documental sale una mujer que se hace denotar como Gran Maestra de la Escuela de la Iluminación de RAMTHA, que es la productora de este engendro, y que habla de religión. Esa mujer, es la líder de una secta que está detrás de todo esto. Cuando buscas en Google por el título original (What the bleep do we know) la primera referencia es la web de la secta llamada Escuela de Iluminación de RAMTHA. Dicha mujer dice que canaliza el espíritu de un neanderthal que hace 35000 años conquistó la Atlántida. Lo de neanderthal le va que ni pintado.

Mirad de qué va su ideología:

En la Escuela de Iluminación de Ramtha (RSE), los estudiantes aprenden:

  • La ciencia que explica a Dios.
  • Las técnicas para manifestar los sueños en la realidad.
  • De qué forma las emociones son un obstáculo para el crecimiento espiritual.
  • Cómo cambiar la realidad personal.
  • Cómo convertirse en un maestro y cumplir el destino personal.

En estas Charlas Introductorias se presentarán vídeos traducidos al español. Conocerá a Ramtha, aprenderá acerca de la escuela, y recibirá detalles sobre el próximo Retiro de Principiantes a realizarse en su zona geográfica.

Ahora no voy a explicar lo que verdaderamente es la física cuántica. Sólo diré unas cosas.

En 1900 Max Planck desarrolla una teoría que da cuenta del comportamiento, hasta entonces inexplicado, del cuerpo negro (un ente ideal de radiación). Así, la teoría cuántica es, en un comienzo, una teoría de la radiación (de la energía). Más adelante, en 1905, Einstein vio la aplicación de esto a otras cosas y se pudieron explicar fenómenos como el efecto fotoeléctrico y el calor específico de los sólidos. A partir de las ideas cuánticas, Einstein desarrolló su teoría de la relatividad, teniendo la versión completa en 1915. La relatividad general se puede describir, grosso modo, como una versión más completa de la teoría de la gravitación de Newton.
Las nuevas ideas cuánticas de Einstein, dan cuenta del espaciotiempo como una única cosa. Desde entonces no se habla de espacio y tiempo como cosas distintas, sino como una especie de tapete en el que suceden todas las cosas. Las propiedades que Einstein describe para esa estructura, son muchas y variadas, estando entre ellas la deformación del espaciotiempo en relación a la masa de los objetos que participen en el suceso y también en función de su velocidad. Así, cosas muy "grandes" (estrellas, galaxias) o muy veloces (lo que sea que tenga una velocidad próxima a la de la luz, 300.000 km/seg) se verán deformadas y la estructura del espaciotiempo alterada. Esto está perfectamente demostrado y no es ciencia ficción.
Ejemplo: si tuviésemos una nave espacial que pudiera viajar a la velocidad de la luz, y viajáramos a la estrella Alpha Centauri, que está a 4 años-luz de distancia, y tardásemos aproximadamente 8 años en ir y volver a ella, cuando hubiésemos regresado a la Tierra, aquí habrían pasado muchísimos más años, quizá cien, respecto a los años transcurridos en nuestra nave. Esta es la famosa paradoja de las gemelas):

En 1926 Heisenberg y Schrödinger llevan a cabo una formulación matemática nueva para la mecánica clásica de los dos siglos anteriores. Cada uno aporta dos visiones equivalentes, en las cuales se aplican las ideas revolucionarias de Planck. El resultado fue una teoría probabilística de la Mecánica, que da cuenta de lo que ocurre a nivel microscópico. Así, durante todo el siglo XX, se desarrolló en la explicación detallada del comportamiento de los átomos, de los enlaces entre ellos, e incluso de los núcleos atómicos y su funcionamiento. Todo gracias a la Mecánica Cuántica. La aplicación de esto es lo que ha permitido desarrollar materiales nuevos o mecanismos tales como el láser. En el año 2000 se hizo un estudio que decía que el 40% de PIB de USA estaba directamente relacionado con aplicaciones de la Mecánica Cuántica.

Como toda teoría matemática, al aplicarse probabilísticamente, surgen fenómenos que, a escala MACROSCÓPICA (a nuestro tamaño) no pueden producirse.
Así, por ejemplo, un electrón (partícula/onda) que se lanza contra una barrera de potencial (lo que sería una especie de muro infranqueable. Un tabique vamos), tiene una probabilidad no nula (muy pequeña) de traspasar la barrera, porque una teoría probabilística lo permite. Es decir, que a escala microscópica, se pueden atravesar paredes (cabe la posibilidad mejor decir).
Pero de eso, a extender a la vida cotidiana una teoría microscópica, es como ir a una cafetería a tomar un pincho y pagar con una supernova. Pues eso, que no tiene sentido.


Ahora bien, que hablar a la gente de cosas cuánticas y dejarles flipados con mundos paralelos, debe servir, porque esta gente se está forrando y la masa está demostrando su ignorancia y falta de criterio.

Lo peor de todo es que haya que indignarse y posicionarse contra esto, cuando no merecería ni siquiera la más mínima atención.

Siempre que me viene alguien preguntando que si he visto este documental, sonrío y pienso Le suelto el rollo pedagógico o simplemente digo que es una puta mierda. Al final siempre suelto el rollo, porque estoy indignado y porque la física es lo que tiene, que te conviertes en una persona empeñada en dar explicaciones.


Siempre dando explicaciones...



Valoración: -10

Nota: esta será la única nota negativa. Sirva de excepción.

martes, enero 16, 2007

Bubble. Steven Soderbergh. 2006

En 73 minutos el señor Soderbergh, que ya ha hecho de todo en Hollywood, se marca un peliculón independiente que te deja temblando.
Se trata de una historia mínima, que ocurre en la América profunda (West Virginia), en una zona bastante pobre, donde la gente vive en caravanas y apenas se ve a nadie caminando por las calles.
En ese escenario, aparecen tres personajes, compañeros de trabajo en una fábrica de juguetes: dos son amigos inicialmente, una mujer cincuentona y un joven veinteañero, ambos solitarios. Mientras que la tercera es una veinteañera con una hija que rompe esa extraña relación de amistad.
La historia es compleja en la medida en que avanzamos, pues se presentan unas rutinas tan parcas que nos hacen pensar en el verdadero sentido de la vida y en la búsqueda de la felicidad.

Toda la película es una sucesión pausada de planos fijos muy fríos, no muy largos, con algún gran angular abriendo paisaje en zonas de transición.
Todo es muy simple estéticamente y los diálogos son justos, se adaptan a la cotidianeidad de los personajes. No hay ironías, ni ingenio, ni groserías... Tan sólo un ¿Has acabado ya? Vamos a fumar un cigarrillo fuera, etc.
Incluso en la actuación del detective, todo se muestra normal. Un detective yendo en un coche con los cristales sucios, preocupado por dar noticias al padre, preguntando a un agente de policía, son todo ello ejemplos de normalidad.

Precisamente por esa normalidad de la que hablo la película es magistral. Porque de una historia corta y sencilla con tres personajes, se desencadena una reflexión brutal sobre lo plano que es vivir, sobre la inadaptación de unas personas que no es que sean inadaptados, sino que son normales, pobres. E intentan ahorrar para, ojalá, comprarse un coche, por ejemplo. O irse a unas playas que un día vieron en la tele.
Y yendo más allá, diré que lo anterior es más reseñable aún debido al hecho de que ningún personaje se empeña en mostrarse como un inadaptado. No son artistas, ni filósofos adolescentes (Slacker, Waking life), ni tampoco son post-adolescentes de Ghost world, ni viejos acabados borrachos que ven dibujos animados una mañana antes de ser encañonados por una recortada. Son gente normal, triste y sola.

He leído que Haneke ya consiguió esta reflexión en El séptimo continente, pero aún no la he visto. Y a falta de verme la trilogía hanekiana, no puedo comentar más.

Los actores muy bien, sobre manera Debbie Doebereiner.

Si no la hubiese hecho Soderbergh, diría que es cine independiente americano.
Como la ha hecho Soderbergh, diré que es su particular Historia verdadera a lo Lynch.

Valoración: 9