sábado, diciembre 23, 2006

Tras el cristal. Agustí Villaronga. 1985

Agustí Villaronga es un director mallorquín que, en general, es bastante desconocido entre la cinematografía nacional. Lo último que de él nos ha llegado es el falso documental Aro Tolbukhin: en la mente del asesino (2002) sobre el asesino húngaro en Guatemala. Otras de sus obras son El mar, 99.9 o El niño de la luna. La mayoría de estas, como los actores que en ellas participan, se caracterizan por la fuerte presencia del archipiélago balear.

Tras el cristal (1985) es la primera película de este hombre, y la más aclamada por la crítica. No es muy conocida a pesar de esto, e incluso podría decirse que es debido a la deslocalización del director dentro de la época en la que fue realizada. Si se busca In a glass cage (título traducido al inglés con que se comercializó) se encontrarán casi más referencias que en español. Y es que está considerada como película de culto por la transgresión de sus planteamientos.

Comienza la película con un niño bastante joven colgado desnudo de las manos. Es algo así como una visión sadomasoquista y pedófila de un redentor. Junto a él, un hombre bien presentado hace fotos del niño, se acerca y le lame la cara inmóvil con mirada de vicio. Tras ello, con una cámara cómplice (ahí radica el juego morboso) el hombre coge una estaca y le atiza al niño en la nuca, como si se tratase de un conejo. Es entonces cuando la complicidad malsana del director salta a un tercero que observa la escena desde fuera a través de una ventana. Y ése personaje aún desconocido, que somos nosotros porque nos hace cómplices de lo que acabamos de ver, marcará el devenir de la película. Tras esta turbadora impresión, la cámara (nosotros) sigue/seguimos al asesino por entre unas escaleras hasta las almenas de un torreón. Nos callamos a la espera y el hombre, con parsimonia, se tira al vacío.
Así empieza la película. Así son los primeros 4 minutos. Traumáticamente increíbles.

Obviamente no sabemos nada partiendo de esto (por eso lo cuento), y lo que va surgiendo después es una historia de odio y desesperación, que conduce a un ideario enfermizo basado en la culpa del pasado, en la purga del pecado y en el masoquismo de la víctima. Es algo así como ver una película de Chan-wook Park pero sin casquería. El asunto visceral aquí se centra sobre las víctimas, sí, pero la diferencia radica en que éstas son ahora niños.

Los actores son cuatro, entre ellos Marisa Paredes, que tiene un papel no demasiado protagonista, y cumple a la perfección con el estigma de una esposa amargada y mala, pero en el fondo indefensa. Los demás son la niña Gisele Echevarría (que no haría más cine), Günter Meisner (un actor de segunda fila alemán que hizo un porrón de cosas para la tv germana) y David Sust, el verdadero protagonista de la cinta que, en mi opinión, no cumple ni con una décima parte con lo que su papel de post-adolescente loco depravado prometía. Su personaje (Angelo) está encarnado con la desgana del Jorge Sanz de los comienzos, con frases casi recitadas, sin cambios en el tono y con una rigidez de novato. Este es uno de los fallos graves, pues su personaje no tiene fuerza ni maldad, más bien un deje homosexual inicial que no se te va de la cabeza.

En otro apunte cabe señalar que la historia es enfermiza, pero va decayendo a medida que todo avanza y los personajes se van difuminando hasta desaparecer. Quizá haya personas que no soporten tal grado de perversión moral, y ello les haga hacerse preguntas estúpidas que no habrían de hacerse al respecto de la relación verdugo-víctima (esa es la gracia y originalidad), pero yendo por ése camino, incluso para el espectador más tolerante, la cinta se enfanga en sí misma, se muestra repetitiva en lo perturbada que es (y quiere mostrarse), y eso no hace gracia. Y no hace gracia porque en el minuto 4 hubo un clímax que jamás se vuelve a alcanzar en todo el metraje. Es como si primero te diesen un puñetazo en la cara y luego te estuvieran llamando tonto durante hora y media. Pues eso, que el comienzo te impacta y luego ya no te importa tanto.


Valoración: 5

2 Comments:

At 12:58 p. m., Anonymous Anónimo said...

La primera escena es escalofriante. Mi madre me increpaba con "que cosas ves muchacha!".Tanto que acabe poniendo Compañeros mortales para su tranquilidad. Piensas que toda esa incomodidad estara presente en la pelicula.
Me la habian recomendado con... mucho impetu...

 
At 11:14 a. m., Blogger md78a78 said...

Gran Peli que me gustaría volver a ver después de tantos años

 

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