miércoles, agosto 09, 2006

Aaltra. Benoít Delépine y Gustave de Kervern. 2004


Aaltra es un título extraño para una película extraña. Se trata de una peli francesa estrenada aquí este año que debió durar una semana en algún cine de v.o. de Madrid y no más.
Está escrita, dirigida y protagonizada por los dos tipos de la foto, Delépine y de Kervern, que lo poco que han hecho, casi lo han hecho juntos íntegramente. Cabe decir que han vuelto a rodar otra peli llamada Avida, que está fechada en este año.

La película es en blanco y negro retocado digitalmente, con algún que otro negativo y saturaciones varias. Que el blanco y negro es un recurso, estoy de acuerdo, pero hay que tener mucho ojo con esto. Pienso que si el uso de esta técnica se usa para tapar problemas de guión, es como pintar un pedazo de mierda con pan de oro, ahora que si detrás hay chicha, pues adelante con la seriedad del blanco y negro. Y diga que sí, que quedan unos pasajes muy bonitos, de galería de fotos oiga.

Por otro lado, hablaré brevemente de la historia. Se trata aquí de que los dos protagonistas, dos vecinos que se odian por problemas de convivencia, sufren un accidente simultáneo que los deja paralíticos nada más empezar.
Ahí empieza la verdadera historia de dos enemigos que desean la muerte del otro y que a fuerza de convivir y de alguna que otra casualidad van ayudándose mutuamente.
Les pasan multitud de percances, desde robos hasta palizas, y muchas otras cosas que los van uniendo en la invalidez.
Una vez "unidos" empieza una vida de pícaros que no hace mucha gracia la verdad. Son situaciones absurdas, pueriles, que dejan al espectador mirando pasar los silencios entre que un coche les deja en la carretera y otro les recoge.

Y se me olvidaba decir una cosa fundamental, y es que esta película está pagada en parte por Kaurismaki. Dicho esto, ya saben a qué atenerse.

Dura unos 85 minutos y se deja ver; incluso con ése final absurdo que te dices Joder, qué parida. Y aunque hablen de humor negro todas las críticas, no hagan caso, porque el hecho de que los pícaros sean dos inválidos, los cuales son unos cabrones dicho sea de paso, no es relevante para la clase de humor que aquí se plantea. Tal humor es absurdo y simple, sin palabras. Pero no piensen en un humor irónico o cínico, porque es tan parco que no va más allá del suceso (una marea que los aisla, un viejo que mira impasible cómo se llevan el carrito motorizado de su anciana esposa, etc.)

No hablo de que todo lo anterior sea una desventaja, sino digo que se preparen para una sesión de Kaurismaki en francés.
La película es original y se mete en temas que aún hoy son tabú para muchos. Por esa valentía y todo lo anterior, gusta.

Nota: hay un momento freak en el que un finlandés (porque viajan a Finlandia) se pone a cantar en un pub (había un concurso) la canción de Sunny. Mientras eso ocurre, el jurado (una panda de tipos rudos) miran sin pestañear al fulano que se acerca diciéndoles I love you.
Pintas del fulano: una especie de chaqueta mezcla de chándal y americana de cowboy y barriga con forma de pera gigante (giganticus peris). Miren el reno:



Valoración: 6